miércoles, 30 de enero de 2008

Si bebes, no Honduras

Aquí un pequeño ejemplo que teníamos pendiente de las buenas maneras al volante de los conductores hondureños. Y dicen que no son los peores...

Si bebes, no Honduras (part II)

Estos hondureños son una joyita al volante...

Poderosa Naughty Hottie

Atravesando carreteras nacionales (y no es coña) en Costa Rica

PANAMÁ ESTÁ BUENO Y MÁ




Bocas del Toro es una isla caribeña, y nuestro primer contacto con Panamá (que "tá güena y má"). Todas las recomendaciones que nos han ido dando durante el viaje sobre ella eran para relamerse los bigotes. Asi que, noche en Changuinola, parking en el Almirante (y regateo con la gran Leiza) y lanchita hasta la isla. El calor asfixiante y pegajoso de Almirante fue tornándose en brisita leve en la lancha hasta acabar en una explosíón verdosa del paisaje, manglares y palmeras, islas del tamaño de una oficina. Vamos, el Caribe.

Hostal Heike. Un zoológico de personajes y nacionalidades, todos resacosos, todos sonriendo, todos intentando entre varios recomponer la noche pasada, un gran puzzle de piezas perdidas. Nos quedamos. Llaves y directos a la playa. Partido de fútbol con locales, pies doloridos, cansancio, noche y vuelta a la playa. Esta vez a Bocas del Drago, Playa la Estrella. Aguas cristalinas, el suelo plagado de estrellas de mar, delfines saltando a 20 metros de la orilla y un reguero de palmeras altas y verdes a nuestra espalda. Éramos felices. Muy felices. En los días siguientes estuvimos en la Isla de Red Frog (donde hay unas ranitas minúsculas de colores chillones, rojas con puntos negros), en la Isla Zapatilla (una isla idílica de arena blanca perdida en medio del Caribe, que tardas 20 minutos en recorrer andando...probablemente uno de los sitios mas remotos en donde hemos jugado a las palas), y mientras tanto en la batcueva, dada nuestra gran sociabilidad íbamos conociendo a Nick, las argentinas, las canadienses, Pajarito, los chilenos, la de Minnessota, la israelí y todo un cúmulo de individuos barbudos, peludos, rastafaris, altos y bajos, rubias y morenas, todos muy locos aunque unos más que otros. Variopinto.

Bocas te atrapa, te agarra y no te suelta. Intentas zafarte, intentas dejar la isla, pero por alguna razón no puedes. Es peor que Alcatraz. Es tan buena que es mala. Y después de 5 dias de pelea con nosotros mismos, por fin, pudimos irnos.

De camino a Panama City intentamos una parada técnica en David, aunque no contábamos con la torpeza del pilotaje de los Panameños. Paul conducía, entró en un cruce y por la izquierda entraba otro coche. Nosotros frenamos, bien, donde debíamos. El otro, debió de ver en la cara y en los ojos de Paul la ira y la rabia de una manada de búfalos hambrientos y a mitad de cruce frenó en seco creyendo que le embestíamos. Vamos, un paquete. Error grosso. Iba remolcando a otro coche. El caso es que el susodicho se bajó con una barra de metal en mano a por Paul, y a medida que el pequeño y simpático buen hombre reducía distancias con nuestro coche, Paul se iba transformando cual camaleón en un ser multicolor, sudaba, gritaba, se aferraba al volante como si quisiese arrancarlo de cuajo, temblaba, volvía a gritar, rechinaba los dientes y se deformaba hasta convertirse en el grito de Munch. Nunca le habíamos visto asi. Ante la insitencia de Paul a que por favor nos bajásemos y hablásemos con el tipo (ya que él no podía ni vocalizar del rechine de dientes que tenía) decidimos intentar apaciguar a la bestia. Eran unos eruditos de la RAE, como todos os podréis imaginar. Había dos, uno como Naranjito (cambió la pequeña pelotita por una barra de metal) y otro como Curro el de la Expo, grande, feo y sin dientes. Discusiones y argumentos. En medio de una de ellas, Naranjito cambia de color y se pone rojo de furia y se sube a su vehículo blasfemando y amenazando con embestir nuestra furgo por detrás. Llegó a arrancar y todo. Épico. Llegó un taxista a ver el circo y se apuntó diciendo que él era abogado...si, claro, el que tengo aquí colgado. Pues yo también, respondimos. "Que venga la policía", gritaban unos. "Y a mí quién me paga esto", gritaban otros. "Ha sido la inercia", murmuraban los sabios lugareños. Al final después de conversaciones imposibles, inonecas y sin sentido, nos dejaron marchar en paz y sin una sola contusión. Sin pagar nada nos fuimos...hasta de la ciudad, ya que decidimos que David, esa noche, no era segura para nosotros. Y por fin llegamos a Panamá con una misión en mente, cruzar la furgo por el canal para que aterrice en Cartagena de Indias, Colombia.






Bianca Legría


Red Frog


Houston, tenemos un problema con David. Repito, estamos perdiendo a David...

Bocas del Toro






¡Houston...!



domingo, 27 de enero de 2008

Costa Rica















Y nos adentramos en Costa Rica por el Norte, pasando noche sin pena ni gloria en Liberia (no el país de George Weah, sino una de las principales ciudades en CR). Pero con más gloria que penas pasamos unos días después en las playas de Tamarindo, que algunos llaman Tamagringo por su creciente turismo surfero de pacotilla, aunque nosotros más bien nos dedicamos al fútbol y la petanca con los hermanos locales Max y Steven y su tropa de bebedores empedernidos.

Como tanto sufrimiento era insoportable, nos encaminamos hacia San José, en busca de los nuevos integrantes de la furgo. San José es gris, feo, desordenado y caótico, pero el lugar perfecto para que el grupo volviese a ampliarse...hasta 6, ya que se embarcaron - aparte del ansiado y ansioso Nachot, que venía desde Managua - María y Catalina, dos nuevos personajes con la alegría que dan las vacaciones y la blancura del frío polar que azota en estos momentos vuestros rostros (no sufrais, ya queda menos).

La noche del reencuentro en San José fue memorable, nuestro gran amigo Chang-Lee (al que desde aquí agradecemos su hospitalidad) conciudadano San Josino y eterno universitario, nos prestó su casa, su cadena de música, sus sofás e incluso sus vasos...y juntando todo se pueden bailar muy buenas congas!!

Con resaca y algo espesos pusimos rumbo a la península de Nicoya, en el Pacífico Costarricense. La Naughtty Hottie por fin viajó en barco (ya tenía ganas ella!) y nosotros vimos una puesta de sol deliciosa. Ya de noche llegamos a Montezuma, un pueblo playero con dos calles sin asfaltar y mucho guiribola. Tenía encanto pero era bastante artificial, asi que hicimos una compra y nos fuimos a buscar playas "sabáticas" para acampar y pasar unos días...y las encontramos. Espaguetis playeros, cervezas, tiendas de campaña, y deportes náuticos ocuparon los días y las noches.

El estrés se palpaba en el ambiente, la recesión económica de EEUU y la crisis mundial nos tenían en vilo, estábamos preocupados, consternados, acongojados y solamente pudimos afrontar semejantes momentos peliagudos montándonos en la furgo y seguiendo península arriba - por carreteras inmundas sin asfaltar y cruzando ríos poco caudalosos - hasta Santa Teresa-Playa del Carmen. Allí volvimos al bullicio pueblerino. Una calle sin asfaltar en la que solamente hay "comercios" a mano derecha...a la izquierda está la playa. Buscamos hostal y encontramos a Rodrigo. Un tico (costarricense) que nos recibió con una gran sonrisa y diciéndonos PURA VIDA constantemente. Un gran maestro del buen vivir, un buenrollista por naturaleza. Un tío que si volviese a nacer, lo haría como gaditano. Teníamos una cabañita con cocina a escasos 100 metros del mar y nuestra furgo aparcada en el patio de la casa. Esto pintaba bien. Ademas según llegamos, conocimos en el jardincito de casa a Elena (alicantina de sonrisa imperturbable y cocinera exquisita), Margot (australiana con acento mallorquín y belleza salvaje) y Dani (un bético muy gracioso que cada día que pasaba se parecía cada vez más a nuestro amigo Chepuda) que se estaban preparando una barbacoa. Con ellos nos pasamos los días restantes en esa zona, que tiene la indecencia de llamarse Malpaís. Hicimos surf y demás cosas playeras, y así nos pasamos los días, entre noche, playa y mar, excediendo nuestro hedonismo hasta cotas inimaginables y coronándolo todo con un cenote de sushi - 2 kilos de atún comprado a un pescador recién salido del mar - preparado por "la chef" Elena y sus ayudantes de cocina (todos los demás) en nuestra cabaña. Aprendimos a hacer sushi. Hicimos más de 150 trozos, incluso sobraron. Fue un festín grandioso.

Al día siguiente hicimos las maletas, dejamos atrás la península de Nicoya, atravesamos el golfo con la furgo en el ferry, llegamos a Puntarenas y bajamos hasta el Parque Nacional de Manuel Antonio, hogar de los Osos Perezosos y de increíbles playas tropicales rodeadas de selva junglesca. Otro paraíso, y parece que nunca nos vamos a acostumbrar a ellos. Allí, de nuevo nos encontramos con Dani y con Elena...y con Marvin, el guía que contratamos para ver el parque. Un tío muuuuy paquete. Le teníamos que encontrar a los osos perezosos nosotros. Era tan malo que lo único de lo que nos hablaba eran los árboles -los animales eran demasiado rápidos para él, sobre todo el perezoso, y cambian muy frecuentemente de sitio- y no sabía la diferencia entre un árbol caduco o uno perenne. Después de ver cagar al oso perezoso al pie de un árbol (acto que nuestro guía decía que solamente veríamos una vez cada 35 años, y que además fue gracias a su sagaz intervención) decidimos poner pies en polvorosa y cruzarnos Costa Rica entera y pasar del Pacífico al Caribe.

Puerto Viejo de Talamanca. Hostal: Rocking Js. Pura Vida. Un sitio que atrapa, igual que Costa Rica. Allí recibimos la visita del incombustible Chang Lee. Fue un reencuentro épico. Nos dejó extenuados. Esa noche despedimos a Mary e intentamos encontrar en Cahuita al inventor del Calypso (Mr Walter Ferguson). Llegamos hasta su casa, pero no estaba, eran las 8 de la mañana. ¿Dónde estaba Dr Walter? ¿Dónde había podido ir un señor que cuenta con la edad de 95 años? ¿Hace footing Dr Walter por la mañana? ¿Pesca? No sabemos. Nos tomamos un licuado de piña y nos fuimos a dormir. Mientras tanto Catalina hacía amigos como el gran Juan José (gracias por el machete, por esas apariciones repentinas en cualquier sitio de la carretera a cualquier hora del día o de la noche), Bianca llegaba de la fría Suiza y Margot reaparecía con su sonrisa indómita regalándonos pulseras y deseándonos un feliz viaje hasta Bocas del Toro, Panamá. Nuestro siguiente destino, y prometía ser un nuevo paraíso.

Mención y párrafo aparte merece nuestra jornada de rafting: los 6 aventureros nos montamos en la furgo después de un gran madrugón, para llegar a la ribera del río Pacuare (uno de los 5 mejores ríos del mundo para hacer rafting, según dicen los locales), donde nos recogió nuestro guia Ángel. Instrucciones básicas y al agua patos. Tuvimos rápidos desde niveles I y II hasta III y IV. En estos últimos sufrimos un pequeño percance: perdimos durante breves instantes a dos de nuestros más valientes remadores: Catalina y David se precipitaron al vacio y Angel tuvo que sacar sus alas para rescatar a los espaldas mojadas de una muerte segura. Mientras nos decía que eso era pan de cada día, los temblores de su mano al fumar el piti post-salvamento nos indicaban que eso no le pasaba todos los días. Gran día, grandes moratones para el recuerdo.

Nicaragua


"Así es como saludan los lugareños"


"Un futuro prometedor para Nicaragua"

¿Qué mejor forma de salir de Honduras que a punto de tener un accidente? Pues sí, y de los gordos, pero gracias al curso de conducción temeraria que Roque recibió de manos de El Pera allá por los 80 pudimos no sólo zafarnos de una muerte segura, sino también huir a todo trapo de la fea y bananera república de Honduras, para adentrarnos (con un excelente recibimiento) en Nicaragua, país del que sólo se sabe que es pobre, pero aún es más lindo...

Naturaleza salvaje por doquier, alternando sabana con jungla, lluvia con casi desiertos, volcanes humeantes en el horizonte, sin duda una grata sorpresa. Los comerciantes y agricultores recorren las carreteras en sus carros tirados por caballos, y las carreteras son tan malas que nuestra velocidad no podía superar a la suya. Ejemplo: "¿Cuánto queda para llegar a León?" "Como dos horas". Los carteles de tráfico indicaban una distancia de unos 35 kilómetros, con lo que pensamos que los lugareños pensaron que pensábamos recorrerlos haciendo el pino. Pero no, en Nicaragua se tardan 1 hora y media (y más) en hacer 15 kilómetros, a no ser que te paguen por conducir y te llames Carlos Sainz.

Así que comenzó nuestra aventura por Nicaragua, la de los tres valientes (con Paul cubriendo la banda de Nacho). Pasamos noche furgonetera en León, espantada de Managua huyendo de sospechosos gringos pedófilos (de ésos que te mandan una cerveza desde la mesa de al lado y te guiñan el ojo de la cara) y rumbo a Granada, ciudad colonial por todos recomendada y por nosotros disfrutada de lo lindo.

Allí el destino nos llevaría con mano firme hasta el Hospedaje Cocibolca, donde un señor de acento no sólo español sino que además soriano nos lanzó un "Hombre, !españoles!" que nos hizo mirarnos, sonreír y pensar "Este hombre va a ser muy interesante"...Viajero empedernido, no había vuelto a España en 50 años pero conocía de memoria todos los pueblos, aldeas y gentilicios desde Tijuana hasta la Tierra de Fuego, qué memoria la de ese hombre. Nos forzó a prometerle que visitaríamos cuatro destinos: Bocas del Toro en Panamá, Buga en Colombia, Trujillo y Nazca en Perú. Prometido queda.

Y después de esto y como ya se acercaba el fin de año, qué mejor sitio donde celebrarlo que una playita...y no una cualquiera, sino la de San Juan del Sur. No nos atrevemos a cambiar el anuncio de cerveza, no vaya a ser que se enfaden nuestros fans en las Seychelles o en la Polinesia, pero ésas son, probablemente, las mejores playas del mundo: Playa Maderas, Playa del Coco, Playa de la Flor...eternidades de arena blanca enmarcada entre hileras de palmeras casualmente simétricas y un Océano Pacífico bravo para surfearlo o perfecto para quedarse embobado horas y horas frente a él. Y así hicimos durante prácticamente una semana: aparcamos la furgo a 2 metros de la playa y nos acostamos bajo la luna y nos despertamos con el sonido de las olas los últimos días del 2007 y los primeros del 2008.

La fiesta, como no podría ser de otro modo, nos deparó una pequeña sorpresita, y ésta buena, que no todo podían ser robos. !Nos encontramos con alguien conocido! Sí, Violeta, la hermana de Tatu, estaba en San Juan del Sur y además nos la encontramos. Aunque estas cosas, sinceramente...ya no sorprenden.

Y vista más o menos Nicaragua (aunque esprintando al final), pusimos rumbo al país del que tanto se habla por aquellos tiempos en que lo anunciaba Teresa Rabal, o sea, ¡Costa Rica y nada más!


"¡Qué grande Bernardo!"





Nicaragua II


"En Nicaragua, el Gorro de los Pitufos es un semidios"


"¿Es un submarino? ¿Es un torpedo? ¡No, es la Naughty!!! - Atravesando cualquier obstáculo que se le interponga en el camino"


"Qué ganas, ¿no? Nosotros nos tumbamos ahí"


"Elegantones para la Nochevieja"


"Sufriendo en Playa Maderas"

jueves, 24 de enero de 2008

No news, good news


"Victoria y unos parientes garífunas en la Naughty Hottie"

Estimados lectores, después de las vacaciones de navidad y de las visitas recibidas retomamos la rutina del blog y del viaje.

La nochebuena fue bastante espectacular. La Ensenada, una aldea garífuna en el caribe de Honduras. Aquello parecía África, con un estilo infalible: el caribeño. Negros más oscuros que el tizón, una lengua autóctona difícil de descifrar, retumbe de tambores y danzas tribales tan interesantes como poco sofisticadas. Todo ello ante un marco doloroso para muchos de vosotros: las aguas cálidas del Mar Caribe, en el que uno se adentra cien metros y aún le llega el agua por las rodillas.
Si a todo esto le añadimos que la única piel blanca que se veía en la aldea era la nuestra y que las sábanas de la casa-hotel en la que nos albergamos eran de un blanco inmaculado (¡y además había TV por cable en la habitación!) podemos afirmar y afirmamos que fue una navidad bastante singular.

Pero quizás todo ello se quedó en nada al conocer a Gary, un negro maricón de metro noventa que nos acosaba de la peor de las maneras (y subrayamos lo de peor) y cuyo trasero contaba nada más y nada menos que con tres anos. Resulta que entre la pudiente comunidad gay caribeña se ha puesto de moda la cirugía trianal cuyo objetivo final es defecar por dos pequeños anos laterales y utilizar el central para higiénicas prácticas sexuales.

Sí, estamos de acuerdo, llegaba el momento de abandonar Honduras, la república bananera por excelencia (de ahí viene la denominación), el país con los peores conductores de Centroamérica, el único lugar donde la Naughty Hottie ha pinchado rueda (dos veces)... rumbo a Nicaragua.


"El sordomudo que arreglaba los pinchazos"