domingo, 9 de marzo de 2008

Fotos olvidadas de Colombia & Ecuador (Photographs by Sir Marco Walter Latino)



































LUJOS



Qué es un carro sin lujo? Es como una verano sin el posado de Ana Obregón, o como una cumbre Iberoamericana sin que un Rey cualquiera diga "Tú, ¿por qué no te callas?", o como una paella hecha con arroz blanco. Es decir un aburrimiento, una mierda.

Hay que decir que acertásteis y que a la vez sois unos horterillas. Sí, hemos puesto una pegatina a lo Scooby Doo en la parte delantera. Y no hemos puesto ni alerón, ni llamas ni neones...pero porque era todo muy caro, que si no!!! Aún así, hay un segundo lujo que habéis pasado por alto: el cisne. Podría decirse que la furgo es como Ana Obregón. Y el cisne es como sus tetas. Una vez que se las puso, uno ya no se podía imaginar a Anita sin ellas. Uña y carne, Ana y tetas, furgo y cisne. Son inseparables, y mola mucho. Ana es una hortera, y el cisne también, y si ella puede conseguir ratings estratosféricos, estamos seguros de que nuestro cisne encandilará a todos allá por donde pase.

Echad un ojo a las fotos y entenderéis por qué.

¡A cuidarse!

sábado, 8 de marzo de 2008

EN LA CAPITAL DEL JODIDO GUAYAS


Constanza y el nene

Y con Constanza y el pequeño Bukox, llorón de profesión, huímos de Montañita silbando bajito como quien quiere disimular que se acaba de tirar un pedo. Las conclusiones sobre Montañita son sencillas: es un buen sitio para salir de fiesta los sábados, pero a partir del domingo las probabilidades de que te roben la cámara son del 100%, las de coger dengue son del 50% y el calor es insoportable. Por desgracia, la semana sólo tiene un sábado, así que había que salir de ahí rapidito.

Y rumbo a Guayaquil, con la furgo más ordenada y limpia que nunca, atravesamos tormentas y tormentos, a veces en paralelo al mar, a veces por el interior. Guayaquil, capital de la región del Guayas, origen de guayacos y guayacas, defensora de su autonomía hasta la muerte, nos acogió en una zona más bien extraña. O sea, donde las putas (que al final es la zona que mas nos gusta y donde mas comodos nos sentimos). El hostal Madrid rezumaba a Don Limpio (el Artista Anteriormente Conocido como Míster Proper) hasta la náusea, y el repeinado recepcionista tenía complejo de Rottermeier. El chavalín del parking no sabía dónde había nacido, no se acordaba. Sí, una zona más bien extraña.

Pero en general Guayaquil no está mal. Es la ciudad más grande de Ecuador, está junto al mar, y desde luego tiene zonas mejores que donde nos hospedamos. Bukox pudo disfrutar de los columpios en el malecón, y nosotros nos pasamos una noche loca (otra) en el Cerro de Santa Ana. Pero esta historia merece párrafo aparte.

El lugar se llamaba La Paleta. Recomendación de amigos de amigos de amigos. O sea, de amigos. Si llegas a la escalinata del Barrio de Las Peñas, en el Cerro de Santa Ana, primero tienes que subir 400 escaleras, hasta el faro. Luego allí preguntas, y te dirán que lo que buscas está 300 escaleras más abajo, pero por el otro lado. Entre dos galerías de arte, un cartelito nos indicaba que por fin llegamos. Y la puerta está cerrada a cal y canto. Pero cuando haces "knock", ya no hay stop. Detrás de esa fachada de clandestinidad, se encuentra un lugar casi mágico, decorado minuciosamente hasta el último detalle: cada taburete, cada mesa, cada lámpara, cada esquina del pequeño lugar está decorada a mano por diferentes artistas. Un señor llamado Francisco te ofrece un cojín para que estés más cómodo, y a partir de ahí sólo puedes reírte. Primero, porque los Jägermeisters fluyen como agua, y segundo, porque Francisco alterna narices de payaso, sombreros de copa, máscaras de Spiderman, para descolgarse por la barandilla o hacer los bailes más esotéricos. Ese señor tiene, por lo menos, 65 años. Espectacular, como espectaculares fueron nuestras conversaciones con la dueña del lugar, de origen francés, y con sus hijas y camareras, que nos dejaron poner música y nos invitaron a absenta servida al estilo clásico. Bueno, en realidad nos invitaron a todo y hasta nos llevaron al hotel. Hilando fino, que se suele decir.

Y al día siguiente, con una resaca digna de Guinness (¿no dicen que lo mejor para la resaca es tomarse una cerveza?) nos tocó ponernos en camino a Perú, que algunos dicen que son sólo 3 horas, pero otros dicen que son 7 horas. Y lo más probable, por la experiencia que hemos ido ganando, es que sean las dos cosas, es decir, 10 horas.

Hasta aquí, todo va bien...hasta aquí todo va bien, pero...Tío, no entra la primera marcha. Pues prueba la segunda. Tampoco entra. Para. Paro. Apaga el motor y mete primera. Ah, ahora sí funciona. Ufff, qué susto, pues seguimos entonces. Espera, que la marcha entra pero la furgo no se mueve. Pues se nos ha jodido la caja de cambios. ¿Y qué hacemos? Vamos en tercera al pueblo más cercano y buscamos un taller. Señor mecánico, tenemos un problema. Uy, pues hay que desmontar la caja de cambios, y en esta furgoneta es complicado, hay que desmontar parte del motor también, eso va a costar un dinerito, y mañana es domingo, no le puedo conseguir repuestos hasta el día lunes (y ademas el pive es manco!).

Estamos en El Naranjal, lo más parecido al culo de Satanás. Con la furgo desmantelada en un taller modernísimo, y el único hotel de esta metrópolis huele al sofá de la bisabuela. Seguiremos informando.


Guayaquil brodas


Visite nuestro hotel, en El Naranjal


Eduardito, nuestro nuevo médico de cabecera


Jugueteando con nuestra caja de cambios

jueves, 6 de marzo de 2008

¡ECUADOOOOOOOOR!


¿Y tanto miedo para esto?

Nuestro siguiente destino era Ecuador. Atravesando Popayán y Pasto, y entrando por Ipiales. "¡Estáis locos!", decían los cuerdos; "Las probabilidades de que no os corten los huevos para hacer tortilla en deconstrucción o mousse de carpaccio de criadillas son cercanas a cero", decían los gourmets; "¡Qué cabrones, cómo me encantaría unirme a vosotros!", decían los auténticos aventureros. Lo importante era seguir las normas básicas, viajar de día, no parar en pueblitos en medio de la montaña y no parar para nadie en el arcén, a no ser que fuese la Policía. Y así hicimos, y no nos pasó nada. ¿Suerte? Quizás. Dos días antes había habido tiroteos en la frontera. Y seguro que al día siguiente pasó algo. Pero nosotros pasamos.

Y entramos en Ecuador, directos a Quito. Grandes temporales azotaban el país y noticias de inundaciones y muertes eran portada en todos los periódicos. El ambiente político se enrareció súbitamente y, en una serie de circunstancias extrañas, Colombia bombardeó el norte de Ecuador, matando al numero 2 de las FARC. Chávez casi ataca Colombia y Ecuador casi se defiende de Colombia. Las fronteras se cerraron y el espacio aéreo igual...y nosotros en medio de todo esto.

Lo primero que visitamos fue La Ciudad de la Mitad del Mundo (o algo así), donde el Ecuador divide la mitad del mundo. Ahí, de un salto te plantas en el Hemisferio Sur y de otro en el Norte. Al pasarlo de Norte a Sur, ya todo es cuesta abajo, como es lógico. Ésta y otras dudas mucho más metafísicas fueron expuestas al agente del estacionamiento, y encontraron por repuesta una cara de pez y un "Creo que sí pero no estoy seguro". Bien, chaval. Ah, y entramos gratis por ser periodistas.

Esta línea imaginaria está a escasos 22 kilómetros de Quito, que es precioso. En su centro colonial se encuentra una de las plazas más bonitas que hemos visto en el viaje. Absolutamente recomendable. Y no menos divertida es su noche de miércoles, donde volvimos a hacer de las nuestras despidiendo a Marquitos hasta que el sol brillaba en lo alto.

De ahí pusimos rumbo a Montañita, aunque la caja de cambios empezó a darnos problemas y tuvimos que parar a que se enfriase (del motor salía un humo sospechoso) y, no contentos con eso, tuvimos que vulcanizar una de las ruedas y pasar noche en Portoviejo (nótese el "Porto", que no "Puerto", como si de Portofino se tratase). No tiene mar y de fino tiene poco, y de peligroso mucho más. Salimos, nos divertimos y al día siguiente por fin llegamos a Montañita.

Uno de los secretos peor guardados de toda América Latina, ésa es Montañita. Todo viajero que pasa por Ecuador pasa por ella. Es una especie de Santa Teresa virgen. El germen de una nueva...Marbella. Ahora mismo sólo hay dos calles sin asfaltar, muchos restaurantes y bares, muchos artesanos que venden cosas bonitas y una escena surfera que le da colorido al pueblito. Si te gusta el surf y tu grito preferido es
"¡Cowabunga, coleguis!", el pueblo es tu paraíso. Si, como a nosotros, los surferos cada vez te dan más asco y su rollo te provoca arcadas, lo mejor es no pasar demasiado tiempo ahí.

Aún así, no podíamos salir de Montañita sin que nos aconteciese un pequeño incidente: si Nacho no iba al dengue, el dengue iría a Nacho. Y fue, fue. Claro, vivíamos en la furgoneta, en un camping llamado Vito's, que tenía una cienaga enfrente. Vito era su dueño y hay que conocerlo: un hippie pasado de LSD que en algún viaje de los 70 se quedó pillao. No habla, balbucea...y además grita, todo cosas inapreciables, absurdas, interjeciones en su mayoría. Su sonrisa es desdentada, su cara es fea como la de un trol y su calva luce atrás una coletilla de unos 6 pelos. Su perro sarnoso se llama ÑaÑaÑaÑa, que a su vez es su grito de guerra preferido. Todos los días, a las 7 de la mañana, pone tecno para despertarse, y no a volumen 10, sino a 200. Aún así, Vito es entrañable y apreciado. Tanto, que incluso tiene una novia de 20 años que además es bastante guapa. ¿Qué secreto guardará Vito? Todavía no sabemos.

Desde Vito nos dejaron Roque y Alvarito, y allí es donde el dengue hizo su estelar aparición y decidimos mudarnos a un sitio donde hubiese al menos camas y baños dentro de la habitación. Y Juancho's tenía esto (todo un lujo para nosotros) y más.

Ese "más" eran dos personajes nuevos en nuestra historia: Constanza y Bukox. Madre e hijo. Chileno-Españoles ambordós y habitantes de Lanzarote. Ella, una artesana maravillosa y él, un enano de 3 años entre enfant terrible y buenrollista, que nos acompañarían hasta Guayaquil.


En la exactísima mitad del mundo


Por el centro de Quito


Y ahora toca esperar a que se enfríe el motor...


Se nos fueron dos guerreros

miércoles, 5 de marzo de 2008

REFLEXIONES DE UN ESPAÑOL EN LATINOAMÉRICA



Me he ido.
Me he ido porque me toca. El viaje empezó en San Francisco y seis meses después dejo a la Naughty Hottie en Montañita, Ecuador. Se me acaba el tiempo y tengo que llegar a Río de Janeiro a finales de marzo (mi objetivo final), así que carretera y manta, pero esta vez sin furgoneta. Los chicos prolongan su viaje con más calma. Estoy seguro de haber tomado la decisión correcta (aunque ha sido difícil). A veces un hombre no ha de hacer lo que quiere, sino lo que debe. Y yo debo llegar en abril a Madrid en busca de un trabajo.
A cada cerdo le llega su San Martín, estoy de acuerdo. Pero todavía me queda una bonita experiencia: cruzar Suramérica de oeste a este con la mochila a cuestas, solito.
A continuación van mis reflexiones, confesiones y sentencias sobre el viaje por América, sin rigor de ordenación (salvo la primera):

1. He perdido dos amigos para ganar dos hermanos. Aún no sé si salgo ganando o perdiendo, pero son para toda la vida.
2. Me gusta el estilo de vida caribeño.
3. Si una latina te mira a los ojos, sonríe.
4. El surf no es lo mío.
5. La Coca-Cola es el mejor invento del siglo XX. Amo la Coca-Cola.
6. Tegucigalpa (Honduras en general) es la cloaca de Latinoamérica (aún falta visitar La Paz, Bolivia).
7. Volkswagen construye vehículos muy resistentes. Es una gran marca.
8. El Backgammon es un gran juego (sólo superado por el Mus).
9. Soy un magnífico jugador de Backgammon.
10. El Pacífico de Nicaragua tiene las mejores playas de América.
11. Si tengo que elegir entre Chávez y Uribe elijo claramente a Uribe. Si tengo que elegir a un político Latinoamericano me quedo con Lula. Sin lugar a lulas.
12. El zumo de piña es revitalizante.
13. El zumo de naranja mejor pedirlo en España o Marruecos.
14. Las dos iglesias más alucinantes son la Compañía de Jesús en Quito y la de San Juan Chomula, en Chiapas.
15. Las mujeres colombianas son particularmente sensuales.
16. No enamorarse de una mujer colombiana.
17. Echo de menos los Txipirones en su tinta con arroz.
18. Las carreteras en las que más he disfrutado son el eje Medellín-Cali en Colombia, la Route 1 en California y la vía Granada-San Juan del Sur en Nicaragua.
19. Chichén-Itzá es una mierda y no le llega ni a la suela de loz zapatos a Tikal.
20. En Latinoamérica no saben cocinar el pescado.
21. En Perú se come muy bien.
22. Los garífunas son una raza muy increíble.
23. Colón (Panamá), Belize City y San Luis Río Colorado (México) son los sitios más chungos que he visitado.
24. La capital de Belize se llama Belmopán (y no Belize City).
25. El reggaeton es un género musical nefasto.
26. Si se quiere escuchar salsa, escúchese la salsa clásica, por ejemplo la Fania All-Stars.
27. Echo mucho de menos a mi sobrina Pepa.
28. Cuanto más tiempo se está fuera, más se va desarraigando uno y menos va echando de menos a su madre patria.
29. Colombia y México son dos países fascinantes.
30. Soy un hincha total del Real Madrid (a pesar del descalabro de hoy contra la Roma).
31. Uno hace esfuerzos por paliar sus defectos (y es un sano ejercicio), pero al final los defectos de uno son innatos.
32. Fiodor Dostoievski es mi escritor favorito.
33. Nacho es carismático.
34. David es ingenioso.
35. Si hay que hablar con alguien, háblese con los viejos.
36. Si hay que besar a alguien, bésese a una ecuatoriana.
37. El vino californiano es muy bueno, mucho mejor que el chileno y que el argentino.
38. Me gusta el Rafting.
39. La ciudad donde peor se conduce es México DF. El país donde peor se conduce es Honduras.
40. Si se tiene prisa, Panamá City es el lugar menos indicado.
41. Cada vez me gustan más los mamíferos, los peces y las aves.
42. Seguiré cazando jabalís. Nunca me gustaron.
43. Tengo saudade de Río de Janeiro.
44. Me divierten los China Town de las ciudades grandes.
45. Los chinos están en todas partes.
46. Oaxaca mola mucho y en el Café Central de Oaxaca ponen buena música.
47. El Astral Weeks de Van Morrison es mi album de carretera favorito.
48. Me jode no haber traido música clásica.
49. El Flor de Caña (Nicaragua) es el mejor ron.
50. Los botes de champú son el objeto más fácil de perder.
51. Las pijas son universalmente guapas.
52. Siempre pierdo al "piedra, papel o tijera".
53. Si se quiere ligar en centroamérica, es preferente no dejarse bigote.
54. Hay que hacer ejercicio físico.
55. El día que me quede calvo me quitaré la barriga y tal vez me dejaré bigote.
56. La memoria hay que ejercitarla. Es uno de los secretos de una buena vejez.
57. Creo que tengo buena memoria.
58. Estoy seguro de que se me olvida algo en esta lista.
59. Me caigo bien.
60. Y mis amigos me caen mejor.

lunes, 3 de marzo de 2008

¡OS DEBÍAMOS UNA FOTO!

Con nuestro querido Chang-Lee en Puerto Viejo, Costa Rica

MÁS FOTOS EN COLOMBIA


Untados hasta las cejas


Un duro despertar


Dabuten con los coleguis


Roque, ¿y tú qué haces por las mañanas?


¡Se hicieron con nuestra partida!


Otra de nuestras ocupaciones playeras


Camino a Mompox


Comida en "Narquito's"


Bucólico paisaje en Villa de Leyva


Valentina

domingo, 2 de marzo de 2008

WAITING FOR MY VAN



Cuando empezamos el viaje había paises que nos daban igual, otros que nos daban tirria y otros un morbo especial, y Colombia era uno de estos últimos. Muchos mitos e historias, que no te niegas a ti mismo pero no sabes verdaderamente la profundidad de ellas, te acechan al entrar en un país como Colombia.

Te cuentan de la existencia de narcos, fiebre amarilla, prostitución, sicarios, pobreza extrema, guerrilla, tetas de plástico (uno de los países donde mas se practica ese gran arte que es la cirugía plástica), paramilitares, carreteras con retenes guerilleros, malaria, bandidos, asaltantes, policias corruptos, secuestros, mujeres despampanantes, armas, militares sanguinarios y traficantes de todo tipo (órganos, niños, armas, droga, mujeres), y claro, uno entra acojonado...con un morbo y unas ganas de escándalo, pero acojonado, y más si tenemos en cuenta que para visitar Colombia contábamos con tres nuevas visitas, tres nuevas incorporaciones, un dream team, unos galácticos capaces de hacer temblar a toda la lista que empezó con narcos y termino con traficantes. Inés, Marquitos y Alvarito. Sólo sus nombres amedentran. Imaginad lo que son juntos. Y dónde quedamos para semejante reunión...en Cartagena de Indias, la que dicen la ciudad mas romántica de America Latina.

Buganvillas, plazuelas de colores, edificios coloniales son un festival para los sentidos. Tiene mar, islas paradisíacas a tiro de piedra y unas mujeres de arrancarse las venas a bocaos (os despejamos tres mitos por el precio de uno, mucha mujer guapa, mucho plástico y mucha prostitución...algunas combinan las tres, otras sólo una...a elegir).

Y pues, ya que esperábamos a la furgo y con Marquitos - hombre de eterna gula y no menos felicidad y buenrollismo permanente - integrado en el grupo (más "las Canadienses" que nos volvimos a encontrar en el hostal de al lado) nos fuimos a Santa Marta y a Taganga, a visitar el Parque Natural de Tayrona. Playas obnubilantes, kilométricas, salvajes, vacías y detrás, la selva. ¿Otro paraiso? Sí, aunque ya hemos perdido la cuenta.

A la vuelta, ya teníamos a otra componente más, Inés - mujer de perpetua sonrisa, gallega con acento madrileño y gran amante de las tradiciones Chilenas. Con ella conocimos Cartagena y nos preparamos para otra excursión al pequeño pueblito, recóndito y patrimonio de la humanidad Mompox. Para llegar hasta él necesitas un autobús, un barco y un taxi (¡mejor un jeep por el estado de la carretera!), pero merece la pena el esfuerzo. Como anécdota, acabamos, después de un paseo de 1 hora en barco, en la isla-casa-restaurante-hotel de un narco que lleva 17 años en la cárcel. Dos grandes días en Mompox.

Volvimos a pisar Cartagena y el grupo volvió a crecer. Ésta vez era la última pieza (y nunca mejor dicho) del puzzle kafkiano que estábamos montando. Alvarito, diablo troglodita de barba blanca, come con las manos y es el mejor haciendo el koala por las noches. Con el grupo al completo y la furgo llena de macutos nos fuimos a Medellín y de ahí al Eje Cafetero. Los paisajes allí son espectaculares. Hay que ir. Hay que meterse por la selva y por la cafetales a caballo. Hay que ir al Valle de Urca. Hay que ir a Salento. Igual que hay que ir a Cali, una ciudad que no se despierta hasta las 6 de la tarde pero que cuando lo hace te destroza. Noche, tugurios, discotecas, bares e incluso paseos gastronómicos arreglados por nuestro querido amigo Luis Ernesto, que tiene más saque para la comida que Carpanta.

Colombia es maravillosa, y cada nuevo pequeño detalle que descubrimos de ella es mejor. Su gente es honrada, simpática y te ayuda. Sus paisajes son apabullantes, sus ciudades lo tienen todo, sus policías y militares son los más amables y los menos corruptos que nos hemos encontrado y sus carreteras las más seguras. Colombia con nosotros se ha portado muy bien, mucho mejor de lo que nos esperábamos y ninguno de sus mitos nos ha tocado ni tan siquiera de cerca. Aún así, si alguna vez volvemos (que seguro que sí) seguiremos entrando en el país con esa mezcla de morbo, acojone, expectativa y ansiedad con la que llegamos la primera vez, porque al final, Colombia es la hostia en todos los sentidos.






Otro paraíso para nuestra cuenta particular: Parque Tayrona


Hasta los maniquís se recauchutan en Colombia

sábado, 1 de marzo de 2008

El sitio más chungo del Universo: Colón (Panamá)

Aquí tuvimos que venir a entregar la furgo para que nos la enviasen en barco a Colombia. Una imagen vale más que mil palabras. Nos ahorramos tres mil palabras.