martes, 8 de abril de 2008

EL ATACAMA DE CHILE: ARENA Y MÁS ARENA, ¡PERO NO TODO ABURRIMIENTO!



Pues sí, pues sí, llegamos a Chile, tras una larga, polvorienta y penosa travesía por los Salares de Uyuni. Y es que claro, no hay ni una sola carretera asfaltada, y de carteles nos olvidamos, así que a las 3 horas de vagar sin rumbo, empezamos a imaginarnos esperando a la estrella fugaz que nos guiase a la civilización.

Pero bueno, la naturaleza es sabia, y de vez en cuando se acuerda de plantar volcanes de más de 5,000 m de alto y que se ven desde lejos. Así que pasamos por la frontera del volcán Ollagüe, por el paso más alto de Bolivia, a más de 4,500 m, donde te falta el oxígeno hasta para mascar chicle. Las conversaciones son menos fluidas, hablar también cansa. Así que nos dedicamos a pensar, a observar extasiados los paisajes lunares, el desierto enmarcado entre las cumbres nevadas de los Andes, las manadas de vicuñas correteando por el pasto, las playas de sal...y a darnos cuenta de lo fascinantes que son las fronteras. Tan sólo una línea en el suelo determina el paso de un país a otro. Otro acento, otros rasgos completamente distintos, nuevas artes culinarias...Pues así son, las fronteras. Y ya van 14.

¿Y qué vamos a decir de Chile? País de vinos, de poetas, de familia...Aparte de llegar a un país donde las carreteras fuesen asfaltadas y respetasen por una vez los magullados neumáticos de la Naughty, nuestra mayor ansiedad era, por qué no reconocerlo, dormir en una camita con embozo, comer comida casera y poder andar descalzo por una moqueta limpia. Y en Santiago todo ello nos aguardaba en la casa de la familia de Nacho, pero aún había que esperar un poco. Porque si hay algo, un detalle, una característica única, inigualable, esencial que haya que destacar de Chile por encima de todas las cosas, más que sus vinos, sus poetas y sus familiares, es que este país es más largo que la sombra del ciprés, más largo que un día sin pan, más largo que las piernas de Tachenko. Que son 6,500 km de costa, ojo, no es moco de pavo.

Un par de días en San Pedro de Atacama, un pintoresco pueblo de casas de adobe rojo en medio de la nada (repetimos: nada) nos ayudaron a prepararnos física y mentalmente para ello. Y más física que mentalmente, pues no se nos ocurrió otra cosa que alquilar sendas bicis y adentrarnos en el Valle de la Muerte para probar un deporte nuevo: el sandboarding o sanbordin, o sea, subirte a una duna muy grande, ponerte una tabla de madera bajo los pies y deslizarte cual Paquito con el único inconveniente de que cuando llegas abajo, no hay un telesilla que te devuelva a la cumbre. Básicamente porque, repetimos, alrededor no hay nada.

A las fotos nos remitimos, mientras ponemos rumbo al Sur, al muy al Sur. Y con mucha ilusión, que nos esperan.











DISCULPE, ¿ME TRAERÍA UN POCO DE SAL?

En los Salares de Uyuni (Bolivia)















































UYUNI Y SUS TRENES




"Nos lo llegamos a plantear"


"Con nuestra hermana menor...de Dinamarca"













POR LA PAZ Y RUMBO AL SUR


"Isabel la Caótica"


"Chola boliviana"


"La Shell de Bolivia"


"Más contento él, con su pelotita..."


"En Potosí"


"Rumbo a los Salares, y cubiertos de polvo"

EL LAGO TITIKAKAS


"Primer contacto con el Lago"


"Chola peruana"


"Bucólico y pastoril"


"Embolivia"


"Plaka"


"El lago desde Copacabana (Bolivia)"


"Misión: llegar al otro lado"