domingo, 10 de febrero de 2008

Misión Imposible IV








Paul ya se las prometía felices: mañana un avión le llevaría a Rio de Janeiro, donde una nueva vida llena de colores, carnavales y musicalidad le esperaba. Pero él no era consciente de que una ultima aventura le esperaba. Esa tarde entró en la habitación entonando un ya habitual "Guys, I have a problem". Se acababa de dar cuenta de que no tenía la vacuna de la fiebre amarilla ni la cartilla que acreditaba su vacunación, imprescindibles para entrar en Brasil.

Resacoso todavía del incidente Munchiano de los eruditos-conductores-de la ciudad de David, Paul volvió a romper a temblar, castañetear, generar cascadas de sudor frío en la zona de su cuello, mudó el color de piel a uno mucho más pálido (el normal) y volvió a balbucear "Guys, I REALLY have a problem".

Buscando una solución, averiguamos que el único centro de vacunación estaba cerrado, asi que la única salida era ir al aeropuerto (a 27 kilómetros del centro de Panamá City). Según pintaba la cosa, Paul sólo iba a ver los carnavales de Rio por la tele...En el aeropuerto, la doctora le dio a Paul una noticia peor que ser contagiado con la propia fiebre amarilla: "Hoy no se puede hacer nada, sólo estar en el Ministerio de Salud mañana a las 7 de la mañana"(El aviòn de Paul salía a las 10). Paul mientras, compró el periódico para ver qué canal retransmitía los carnavales de Rio.

A las 4 de la mañana, él ya estaba despierto y con las glándulas sudoríparas a toda marcha. Después de una hora perdidos por la ciudad, encontramos el Ministerio de Salud y Centro de Vacunacion de Enfermedades Tropicales Panameño. Dado que hay un período de cuarentena, la última prueba era sobornar a la agente del Ministerio para que falsificase la fecha de vacunacion.

La velocidad del castañeteo de los dientes de Paul y las veces que se tocaba el pelo para echárselo hacia atrás eran inversamente proporcionales a la distancia entre nosotros y las oficinas designadas para solucionar nuestro problema. A cada paso que dábamos, Paul creaba un nuevo tick irrefrenable y el chirriar de sus dientes cortaba el aire. Le explicamos el problema a una señora gorda como un buque, una "big mama" bonachona que lo primero que nos dijo fue, "Usted me esta pidiendo algo ilegal". Le volvimos a explicar: "Mire, señora, el señor Italiano aquí presente debe coger un vuelo dentro de 2 horas a Rio de Janeiro, y ya tiene la vacuna puesta (mentira #1), le han robado su cartilla de vacunación (mentira #2), y le pedimos que por favor se apiade de este joven, inexperimentado e imberbe (verdad única) turista que nunca ha roto un plato (mentira #3). Al ver a Paul temblando más que la Tizona que hizo los túneles de la M-30, dijo la tan ansiada y predecible frase: "Está bien. Lo que me piden es ilegal (éfímero momento de moralidad laboral ), aunque yo les voy ayudar (eterno momento de cultura panameña)...pero ustedes también me van a tener que ayudar a mí. Además no va a tener ni que ponerse la vacuna (aplicando la mentira #1). Pero, por favor se lo ruego, ¡¡¡deje de temblar, que me esta poniendo nerviosa y me va a rayar el parquet con tanto zapateo!!!".

1. Cartilla, Sello, Calendario, Fecha falsa. 2. Soborno: ¿60 dólares? ¿Estás loco? ¿80 dólares? No, hombre, menos. ¿40 dólares? Sí. Se los da en mano. La gorda retira la mirada ofendida. Paul, coño, mételos en el pasaporte y deslízalo suavemente sobre la mesa. 3. Firma y Cartilla. 4. A la calle.

Y salimos picando rueda y con medio cuerpo fuera de la ventana de la furgo, aireando la cartilla en señal de triunfo a todos los viandantes que por esas horas caminaban. Parecíamos el equipo de fútbol que pasea por su ciudad la copa recién ganada. Éramos buenos, muy buenos. Habíamos completado una nueva misión: habíamos vuelto a sobornar con éxito.

Paul llegó a su vuelo y lo primero que le preguntaron en el mostrador fue, "¿Cartilla de Vacunación?". La presentó exhausto, exánime, excelso. Le despedimos entre sollozos, abrazos y besos, prometiendo verle en Rio de Janeiro.

Niños, no está todo ganado, que a nosotros nos queda lo más gordo: ¡no hay carretera de Panamá a Colombia, y tenemos que buscar la forma de pasarla en barco! Próximo episodio...en las mejores pantallas: Colón, la ciudad más chunga de Centroamérica.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Juuuaaajuuuuaaajuuuaaaajaajaajaa!!

Inolvidable esa cara..

Jiji...

Daavid: "estoy fatigaaadoo.... Tengo una espinita clavaaaada..."

Con algo me tengo que reir aquí en la ofi... ya sabéis:
"Little things please little minds"

jijiji

Anónimo dijo...

¡Hola! Me he enganchado a vuestro blog desde el blog de Josan. Bastante divertido lo vuestro. Ahí, con un par, así se va por la vida. Jobar qué pedazo de experiencia.
Enhorabuena por el viaje. Seguiré leyendo vuestras desventuras.

Donde lloran los valientes dijo...

Hola Mamen!Te mandamos un beso enorme!Sigue leyendo y no nos dejes!
De momento estamos en Ecuador...
Besos

Donde lloran los valientes dijo...

Bianquita que grande eres! Como te echamos de menos...la furgo ya no es lo mismo sin ti...la EmPanamada!
Te queremos!
besos

Anónimo dijo...

Jo! ¡Qué bienvenida! Gracias! cualquiera deja de leer así, jaja.
Besossssss

Anónimo dijo...

Anda que yo...Sniff

También os echo mucho de menos. Pero me consuela que lo estéis pasando tan bien.

Thinking about you,

Besos,

Bianca.

Anónimo dijo...

que historia! vosotros estáis cada vez más especializados en el arte de sobrevivir en latinoamerica...
ay ay.....
un besito fuertte!

Luninha