Welcome to Paradise

Green Day nunca fue mi grupo favorito, pero su canción describe perfectamente la sensación que le recorre a uno la espina al entrar en Mazunte. Ni medio metro cuadrado de asfalto, sólo caminos de barro o a medio adoquinar, cuatro o cinco restaurantes desperdigados a lo largo de la calle principal (o "la calle") y una cancha de baloncesto que hace las veces de plaza principal. Y la playa.

La playa...ay, la playa!!! Una cala rodeada de palmeras y una hilera de "palapas" (chozas abiertas donde se alquilan hamacas y camas) frente a un mar nada Pacífico, donde los pelícanos y unos primos de las gaviotas se lo pasan pipa pescando desde que se levanta el sol hasta que se va a dormir. Y donde, en torno al sol, vuelan amenazantes los zopilotes esperando a que algún perro moribundo les sirva de sabroso alimento. Y nosotros más o menos lo mismo, un poquito de fútbol, backgammon, frisbee o volley, lectura, nadar, tomar jugos por la mañana, comer pescado durante el dia, partidas de Poker y mus por la noche (ese Carlitos!) y excursiones a otros pequeños paraísos de los alrededores, sin saltarnos por supuesto las siestas, que cansarse...cansa.

En Mazunte se junta la gente mas curiosa del mundo, algunos viven ahí, otros están de paso y la mayoría tenía eso por intención pero se acabó quedando...Ahí conocimos gente de todas las nacionalidades, argentinos, españoles, italianos, sudafricanos, uruguayos, estadounidenses, ingleses...Y a cual más peculiar...como supongo que nosotros pareceremos a ojos ajenos, obviamente.

Como no podía faltar en toda historia que se precie, hubo coincidencias, y es que mientras plácidamente cenábamos, apareció por ahí un personaje que en la vida sólo buscaba un poquito de tabaco...y que resultó ser Pablete, el del DF!!! Así que tocó compartir unas chelas con él y con toda su tropa, y culminar la noche con unos temitas cantados a la luz de la luna en la playa del Rinconcito.

Hay un magnetismo muy fuerte en Mazunte...Y eso que dormimos en hamacas colgadas del techo y por las mañanas teníamos millones de picaduras por el cuerpo, y que a las 7.30 ya estaban algunos locos tocando tambores o tirando petardos, pero pocas veces nos habíamos encontrado en tal remanso de paz tranquilidad y ya venía haciendo falta!

Pero bueno, la tranquilidad también agota, y nosotros queríamos salir. Por suerte, una de las diversiones de la gente local en Mazunte es armar pelea los días impares, y cuando nos vimos amenazados por un chavo borracho con pistola y su padre más borracho todavía, no tuvimos que pensarlo dos veces para decidir que "mañana nos vamos de aquí pitando".

Y hacia Chiapas nos vamos, con nuestros amigos Ángel y Dani, de Madrid. Dos chavales que, como nosotros, viajan, son majos y disfrutan de la buena musica y, por tanto, tienen un lugar en nuestra furgo.

La próxima, desde un ordenador cubierto de pegatinas del EZLN!