jueves, 15 de mayo de 2008

TATUCHO'S WAY



Escribo desde la nostalgia que da, el saber, que mis dos grandes compañeros de viaje están ya en Madrid. Me he quedado solo, y si, si alguien dudaba, voy a seguir con el blog. Habrá menos fotos y mas texto (por la simple razón de que David se llevo la cámara y la mía la tiene algún maleante del hampa organizado de Oaxaca), aunque siempre mas de lo mismo, es decir, mucha envidia y mucha carretera.

Y bueno, me he quedado solo. Últimamente lo repito mucho. Se me hace raro. Llevo casi 8 meses viajando en 2 metros cuadrados, 24 horas al día (por que no hay mas que sino...) con alguien, y tal día como el martes pasado resulta que David se va. La marcha fue sin dolor, breve, ligera, diligente. Yo llevaba en la cama todo el día psicosomatizando su perdida con dolores de tripa, de cabeza y de articulaciones. El entro y anuncio que se iba, y efectivamente se fue.

Yo me quede ligeramente desubicado, al fin y al cabo cuando viajas en pareja existe una complicidad y una solidaridad máxima. Te apoyas en el otro en momento malos y comentas cuando los hay buenos. Yo ahora necesitaba esa complicidad con mi compañero de viaje. Había que charlar con David sobre que el se había ido. Jodido. Imposible. Enfermante. Raro. De todas formas ahí estaba Tatu, Domi, Marki, Flor, Barbara y Mana para hacerme recordar que seguía estando en Buenos Aires, una ciudad que lo tiene todo.

Salimos de noche como bestias enfurecidas, comimos delicias nacionales (viva el risotto y tu tarta Domi!!!) y paseamos por calles con arbolitos a los lados que hacen sentirte como en casa, vuelves a donde creciste. Buenos Aires es como un Madrid a lo grande. Avenidas de 10 carriles sobrecogen, plazas gigantes y luminosas te maravillan y la variedad arquitectónica se entremezcla en perfecto equilibrio combinando distintos estilos. Sus parques y los paseos por San Telmo, La Boca y sus colores y el ajetreo de Palermo te van curando, te balsamizan. Un buen rollo de ciudad, lastima que sus políticos no dejen descansar en paz a ninguno de sus habitantes, que timoratos, todos hacen cuentas de cuando será la siguiente crisis...por que la habrá.

En casa de Tatu sin embrago todo sigue su curso natural. Los libros se apilan haciendo equilibrio en montañas o en hileras infinitas de miles de colores, unas encima de otras, hasta el techo. Se respira tranquilidad, cultura y dominio de los tiempos. El acento italiano de Los Soprano hace eco en las paredes blancas y la buena música no deja de sonar. Es relajante estar ahí. Saberse en casa. Salir al patio y mirar el cielo. Así, a uno no le importa quedarse solo. Te curas. Gracias Tatu por todo.

Soon enough...Montevideo y la-casa-de-los-padres-de-Chapis...

















1 comentario:

Anónimo dijo...

Nacho,

Quién iba a decir que te echaría de menos...

Un abrazo

David