sábado, 5 de abril de 2008

BOLIVIA



Bolivia vive enfrascada y acomplejada entre sus vecinos, no tiene salida al mar ni nada que la haga famosa en el mundo (excepto quizás la chompa de su presidente), pero tiene muchísimo que ofrecer. Es barata, tiene unos paisajes sacados de alguna pintura surrealista de Dalí y no hay turistas, sólo viajeros que vienen a disfrutar de sus extremos naturales y de sus culturas indígenas y andinas que se mezclan con aquellas modernas de las grandes ciudades.

Entramos por el norte desde Perú y lo primero que nos encontramos fue el lago Titicaca. El lago navegable más alto del mundo. Es enorme. Es un mar a 3,810 metros de altura (más alto que el Teide!!), y el mal de altura empezaba a pegarnos a nosotros y a la Naughty (¡que se ahogaba!)

De ahí nos adentramos en el altiplano Boliviano, rumbo a la Paz. Una urbe en la que entras a 4,000 metros de altura y tienes que ir bajando hasta los 3,640 metros. La imagen desde arriba, de una mancha naranja que se pierde en el horizonte hasta los pies del monte Illambo, es de congoja. Es muy extensa. Demasiada.

La siguiente parada era Oruro (y sus empanadas riquísimas) y Potosí. Famosa ciudad minera a las faldas del Cerro Rico de la que los españoles sacaron hasta la última gota de plata. "Vale un Potosí" escribió Cervantes en el Quijote para designar algo que valía una fortuna y nosotros nos solazamos y disfrutamos entre sus calles, su gentío y su mercado. Además tuvimos la oportunidad de jugar en el estadio de fútbol mas alto del mundo, donde Evo Morales había jugado e inaugurado hacìa escasos días. Solo hacer el amago de correr hacia el balón ya te cansaba. No habíamos sentido algo así nunca. A los 10 minutos ya teníamos agujetas y a los 15 minutos casi que querías morirte, por mucho que cogieras aire tus pulmones no se llenaban. Agobia y mucho.

Volvimos al altiplano y cada vez más impresionados con los paisajes y con seguir a 4,000 metros de altura y que a nuestros lados nos acompañasen montañas muchísimo mas altas.

Y por fin...Uyuni. Un pueblo feo en medio del desierto al que llegas después de 6 horas de carretera infernal sin asfaltar por el desierto. El pueblo se cae a pedazos, no hay agua caliente a partir de las 6 de la tarde y hace un frìo que ni en Siberia, pero alberga bien cerquita uno de los paisajes mas increíbles que hemos visto en nuestra vida: los salares de Uyuni. Un desierto de sal de 3,700 kilometros cuadrados. Allá hasta donde el ojo llega todo es blanco, es tan extenso que incluso se ve la curvatura del globo terráqueo en el horizonte. Es como el escenario de una película de Gus Van Sant, ni un sonido ni un solo color ni un movimiento. Impresiona mucho. Estuvimos 3 dias por los desierto que lindan con Uyuni en un 4x4 con una pareja de franceses (¡visitad su blog en nuestra lista de amigos!) y otra de alemanes. Gente extraordinaria que no hizo más que mejorar el buen plan que es visitar lagunas con flamencos, volcanes y demás fenómenos naturales. Por las noches nos dormíamos a -20 grados y durante el día nos moríamos de calor por los distintos rincones por los que nos movíamos. De las mejores excursiones que hemos hecho en el viaje.

Ya sólo nos quedaba cruzar el desierto hacia San Pedro de Atacama, Chile, durante 9 horas por una carretera de mierda y rezar por que no pincháramos...pero eso será en otro post...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenísimas fotografías... con ganas de estar ahi, saludos!